La gobernanza es esencial dentro de cualquier empresa familiar. Sin embargo sin una detallada estructura que guíe los procesos de decisión, es común que las siguientes generaciones terminen por desligarse de las que solían tener el control, afectando en la mayoría de los casos, la esencia de la empresa.
Es común que las empresas se conformen y empiecen a consolidarse, aquellos que las iniciaron, decidan incluir a familiares dentro de la estructura. Este tipo de participación requiere de un cambio radical en el sistema de razonamiento del fundador y de aquellos que lo acompañarán.
Se comienzan a tener conversaciones entre familiares que nunca antes habían existido y que pueden ir desde “¿Cuáles son los valores y prioridades de la familia” hasta algo más sensible como “Y al final, ¿a quién pertenece todo este dinero?”
Es ese momento en que se toma la decisión de incluir a la pareja, los hijos, sobrinos o nietos y convertir el negocio en una organización familiar que lo cambia todo, desde la forma en que se reparten dividendos hasta los procesos utilizados para tomar decisiones de empresa.
Existe gran importancia en aprender a decidir “en familia” temas como los activos de la empresa, las inversiones que la organización tiene y hasta la forma de manejar las finanzas se modifica de manera radical a la costumbre de que sea sólo uno, el que desde la oficina de la presidencia, tome las decisiones a partir de la percepción que tiene del mercado, el negocio y sus objetivos en el mediano y largo plazo.
Es común que la mayor preocupación del fundador sea el mantener el control sobre el dinero que genera la empresa. Pero también recuerda el temor de que la riqueza sea tóxica para las siguientes generaciones, siempre está latente.
Josh Baron, consejero de empresas familiares, explica que el mejor antídoto para esta preocupación es entender que no es el control lo que promueve el éxito transgeneracional, sino el compromiso desarrollado por las nuevas generaciones hacia la empresa y sus objetivos.
Ejerciendo el control, se puede desperdiciar la oportunidad de que las nuevas generaciones desarrollen su máximo potencial como tomadores de decisión.
Educar y comprometer a las nuevas generaciones, no sólo es por el bien de ellos, sin por el del fundador y lo que espera de la que solía ser su empresa y ahora pertenece a la familia.
Aplicar el control de manera excesiva al convertirse en una empresa familiar no es una solución viable, si lo que se pretende es que el legado de muchos años de trabajo trascienda la vida del fundador.
Si se educa correctamente, uno se compromete completamente y se acompaña a las siguientes generaciones en el importante proceso de pasar la estafeta del negocio que tanto trabajo tomó construir, se elevarán considerablemente las probabilidades de potenciar el crecimiento de la organización a futuro.
Juan Manuel Ponce Díaz (Webpage) (Facebook)
Empresario yucateco, accionista y miembro del Consejo de Administración de Bepensa, uno de los conglomerados más importantes de México con más de 16 mil empleados en 4 divisiones.