En el marco de su Día del Espacio, China dio un paso más en su ambicioso programa espacial con el lanzamiento de una nueva tripulación rumbo a la estación espacial Tiangong, considerada la joya tecnológica de su país. El despegue se realizó desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, ubicado en el desierto de Gobi, marcando el inicio de una nueva etapa de investigaciones científicas y tecnológicas en órbita.
El cohete Larga Marcha-2F, que transporta la nave Shenzhou-20, despegó con éxito a las 17:17 horas locales, elevándose entre una columna de fuego y humo ante la mirada de cientos de asistentes. En esta ocasión, la misión tiene una duración estimada de seis meses y busca continuar con experimentos que serán clave para el futuro de la exploración lunar del país asiático.
La tripulación está encabezada por Chen Dong, de 46 años, un veterano astronauta que ya ha pasado más de 200 días en el espacio. Lo acompañan Chen Zhongrui, ex piloto de la fuerza aérea, y Wang Jie, ingeniero especializado en tecnología espacial. Ambos debutan en una misión tripulada, bajo la dirección de Dong. Antes del lanzamiento, los tres astronautas desfilaron entre flores y banderas, saludados por una multitud que los despidió con entusiasmo y orgullo nacional.
Durante su estancia en Tiangong, los astronautas realizarán experimentos físicos y biológicos, incluyendo uno con planarias, pequeños gusanos acuáticos conocidos por su sorprendente capacidad de regeneración. También instalarán nuevos sistemas de protección contra residuos espaciales, realizarán caminatas fuera de la nave y tareas de mantenimiento general. Por unos días compartirán el módulo con la tripulación saliente de la Shenzhou-19, que regresará a la Tierra el 29 de abril.
El programa espacial chino, conocido como el “sueño espacial”, forma parte de la estrategia de Pekín para posicionarse como potencia tecnológica frente a Estados Unidos y Rusia. Desde hace más de una década, China ha invertido miles de millones de dólares en su desarrollo, logrando enviar sondas a Marte y la Luna, y consolidando su propio centro de operaciones espaciales tras haber sido excluida de la Estación Espacial Internacional desde 2011.
Ahora, el objetivo es más ambicioso: llevar astronautas chinos a la Luna y construir una base en su superficie durante esta misma década. De acuerdo con la Agencia Espacial Tripulada de China, los avances para alcanzar esa meta “progresan de manera estable y satisfactoria”.
Tiangong, cuyo nombre significa “palacio celestial”, se ha convertido en el eje de una nueva era para la ciencia china. Más allá del simbolismo político, representa el esfuerzo de un país decidido a expandir su presencia en el espacio y demostrar que su tecnología está lista para los grandes desafíos de la exploración interplanetaria.