Cada 21 de julio se celebra el Día Mundial del Perro, una fecha pensada para reconocer la lealtad, el cariño y la compañía que estos animales brindan a millones de personas en todo el mundo. Más allá de las caricias y los premios, este día también busca generar conciencia sobre el respeto, el cuidado y la adopción responsable de los caninos, recordándonos que no todos tienen la fortuna de contar con un hogar.

La iniciativa de dedicarles un día surgió con el propósito de agradecer a los perros su papel en la vida humana. Desde hace miles de años, estos animales no solo han sido compañeros fieles, sino también aliados en tareas tan diversas como la seguridad, la terapia emocional, la búsqueda y rescate, o la asistencia para personas con discapacidad. Su instinto protector y su capacidad de empatía los han convertido en parte esencial de nuestras familias.

En México, donde se estima que hay más de 20 millones de perros, la realidad no siempre es tan amable. De acuerdo con organizaciones dedicadas al bienestar animal, una gran parte vive en situación de calle o ha sido víctima del abandono. Por ello, el Día Mundial del Perro también funciona como un recordatorio de la responsabilidad que implica tener una mascota: brindarles atención médica, alimento, cariño y, sobre todo, tiempo.

A lo largo del país, muchas asociaciones y albergues aprovechan esta fecha para organizar campañas de adopción, jornadas de vacunación y actividades educativas. El objetivo es fomentar una cultura de respeto hacia los animales y reducir el número de perros sin hogar. Adoptar en lugar de comprar sigue siendo una de las acciones más valiosas que cualquier persona puede tomar para cambiar esta realidad.

Aunque los perros tienen su propio día mundial, lo cierto es que quienes comparten su vida con uno saben que cualquier jornada puede ser especial. Un paseo, un juego o una simple mirada basta para recordar por qué se les llama “el mejor amigo del hombre”.

Así que este 21 de julio es un buen momento para agradecer su compañía, cuidar de ellos y, si aún no tienes uno, considerar abrir las puertas de tu casa y de tu corazón a un amigo de cuatro patas que podría estar esperándote en un refugio.