Este año, la temporada de lluvias ha sorprendido por su fuerza y duración. En varias regiones del país se han registrado precipitaciones por encima del promedio, acompañadas de tormentas eléctricas, granizo y afectaciones en zonas urbanas y rurales. Aunque para muchos el clima ha sido motivo de preocupación, lo cierto es que detrás de estas lluvias intensas hay razones climáticas bien definidas.
De acuerdo con los especialistas, la temporada de lluvias en México suele extenderse de mayo a octubre, aunque puede variar según la región. En 2025, los efectos combinados de fenómenos como La Niña y el calentamiento del océano Atlántico han contribuido a generar más humedad y tormentas más fuertes de lo habitual. Esto ha provocado un incremento en los niveles de precipitación, sobre todo en el centro y sur del país.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) estima que las lluvias comenzarán a disminuir hacia finales de octubre y principios de noviembre, especialmente en el altiplano y el norte. Sin embargo, en estados del sureste, como Chiapas, Tabasco y la Península de Yucatán, podrían extenderse unas semanas más debido a la actividad de frentes fríos y sistemas tropicales rezagados.
En la Ciudad de México y la zona metropolitana, se espera que las lluvias empiecen a ceder a mediados de noviembre, aunque todavía podrían presentarse algunas tormentas aisladas. Las autoridades recomiendan mantener precauciones ante posibles encharcamientos y deslaves en zonas altas, ya que el suelo continúa saturado de agua.
El impacto de esta temporada ha sido notorio: ríos desbordados, interrupciones en el transporte y daños a cultivos en distintos estados. No obstante, los expertos subrayan que, pese a los inconvenientes, estas lluvias han contribuido a recuperar parcialmente los niveles de las presas y acuíferos, que venían arrastrando una sequía prolongada desde años anteriores.
En términos generales, los pronósticos apuntan a que el cierre de la temporada 2025 será más húmedo de lo habitual, pero con un descenso progresivo en la intensidad de las lluvias. Si el clima sigue el comportamiento esperado, las precipitaciones más fuertes deberían desaparecer por completo a finales de noviembre, dando paso a un invierno seco y con temperaturas más bajas.