La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) atraviesa una situación compleja debido a los paros estudiantiles que se mantienen activos en distintas facultades, escuelas y planteles del nivel medio superior. Según datos internos, más de 40 mil alumnos se han visto afectados por la suspensión de clases, mientras que las autoridades universitarias insisten en mantener el diálogo abierto para encontrar soluciones.
Entre las dependencias que permanecen cerradas o parcialmente tomadas se encuentran las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales, Psicología, Artes y Diseño, así como la Escuela Nacional Preparatoria número 5 y el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur. Los motivos de los paros varían, pero en general los estudiantes demandan mejores condiciones de seguridad, atención a casos de violencia de género y mejoras en la infraestructura.
En las últimas semanas, los paros se han extendido a otros planteles, generando preocupación por la interrupción de actividades académicas. De acuerdo con algunos profesores, esta situación no solo retrasa los programas de estudio, sino que también complica la evaluación y la conclusión de los semestres.
Las autoridades universitarias han reiterado que la institución mantiene una política de respeto al derecho a la libre manifestación, pero al mismo tiempo subrayan la importancia de restablecer las clases lo antes posible para evitar mayores afectaciones al calendario escolar. El rector Leonardo Lomelí ha señalado que la UNAM “privilegia el diálogo y la búsqueda de acuerdos pacíficos”, haciendo un llamado tanto a las comunidades en paro como al resto del alumnado a encontrar puntos de entendimiento.
Por su parte, diversos colectivos estudiantiles han organizado asambleas y encuentros con el objetivo de definir una postura común frente a las demandas. En redes sociales, algunos grupos han compartido comunicados donde expresan su preocupación por la falta de respuesta institucional en temas de acoso y seguridad, argumentando que los paros buscan visibilizar estas problemáticas.
A pesar del impacto académico, en muchas facultades los docentes y administrativos han manifestado su apoyo a la búsqueda de soluciones integrales. Algunos proponen mesas de trabajo mixtas, con participación directa de estudiantes, autoridades y especialistas, para atender los puntos más urgentes.
Mientras tanto, miles de jóvenes permanecen a la espera de que se restablezcan las clases. La UNAM, considerada una de las universidades más importantes de América Latina, enfrenta nuevamente el reto de conciliar el derecho a la protesta con la continuidad académica, en un contexto donde las voces estudiantiles reclaman ser escuchadas y tomadas en cuenta.