Dos pequeñas naves espaciales están a punto de emprender un viaje distinto a cualquier otro rumbo a Marte. Su objetivo: descubrir por qué el planeta rojo perdió gran parte de su atmósfera hace miles de millones de años. La misión, llamada EscaPADE, busca abrir un nuevo camino en la exploración espacial con una trayectoria que no se había intentado antes.

El proyecto forma parte del programa SIMPLEx de la NASA, enfocado en promover investigaciones científicas de bajo costo mediante naves pequeñas, pero altamente eficientes. En este caso, EscaPADE —cuyo nombre completo es Explorers of Escape and Plasma Acceleration Dynamics— está liderado por la Universidad de California en Berkeley, con el apoyo de la empresa aeroespacial Advanced Space.

Jeff Parker, director de tecnología de esta compañía, explica que el propósito es lograr resultados científicos comparables con los de misiones mucho más costosas, pero con presupuestos considerablemente menores. De hecho, el costo total de EscaPADE no superó los 100 millones de dólares, una fracción de lo que normalmente gasta la NASA en satélites marcianos.

El lanzamiento está programado desde Cabo Cañaveral, Florida, a bordo del New Glenn, el cohete de Blue Origin, marcando la primera vez que este vehículo transportará una carga científica de valor. Sin embargo, si el lanzamiento se retrasa, podría verse afectado por temas administrativos, ya que el Gobierno estadounidense enfrenta un posible cierre.

A diferencia de otras misiones que deben esperar una “ventana de transferencia” el momento ideal en que Marte y la Tierra están perfectamente alineados para el viaje, EscaPADE apostó por un enfoque distinto. Debido a retrasos y ajustes logísticos, la misión perdió su ventana ideal en 2024, pero en lugar de esperar hasta 2026, los ingenieros diseñaron una estrategia más flexible: lanzar primero y esperar en órbita.

La idea es que las naves puedan despegar cualquier día del año, permanecer un tiempo orbitando la Tierra y, cuando llegue el momento perfecto, partir hacia Marte sin desperdiciar combustible. Tras el lanzamiento, los orbitadores se dirigirán al Punto de Lagrange 2 (L2), un punto del espacio donde las fuerzas gravitacionales de la Tierra y el Sol se equilibran, permitiendo que los objetos se mantengan en posición sin grandes esfuerzos de propulsión.

Allí, las naves permanecerán en una órbita en forma de “riñón” mientras esperan la siguiente alineación planetaria, prevista para 2026. Si todo sale bien, ambas llegarán a la órbita marciana en septiembre de 2027.

Aunque se trata de una propuesta ingeniosa, no está exenta de riesgos. Los componentes de las naves se degradan con el tiempo en el espacio, lo que aumenta las probabilidades de fallo. Parker admite que es una apuesta audaz, pero necesaria para avanzar hacia una ciencia espacial más accesible.

Otras misiones de bajo costo del programa SIMPLEx han enfrentado tropiezos; algunas incluso no lograron su objetivo. Pero si EscaPADE tiene éxito, podría convertirse en un ejemplo de cómo la innovación puede compensar los recursos limitados. “Si una de cada tres misiones logra sus metas, el programa ya habrá valido la pena”, asegura Parker.

El desafío es grande, pero también la promesa: demostrar que el ingenio puede abrir caminos tan vastos como el propio espacio.