El mito de los vampiros
El mito de los vampiros es antiguo y se puede encontrar en diversas formas en muchas culturas alrededor del mundo. Sin embargo, la versión moderna del vampiro que es más familiar para la mayoría de las personas tiene sus raíces en Europa del Este, especialmente en la región de los Balcanes.
En la mitología de esta zona, los vampiros eran criaturas no-muertas que salían de sus tumbas por la noche para alimentarse de la sangre de los vivos. Estas creencias probablemente surgieron como una forma de explicar fenómenos médicos y biológicos desconcertantes, como la descomposición de los cuerpos y las enfermedades contagiosas.
El mito del vampiro se popularizó en Europa Occidental en el siglo XVIII, a raíz de varios informes de “epidemias de vampirismo” en Europa del Este. Estos informes se difundieron ampliamente y causaron una especie de histeria de vampiros en algunas áreas.
Adaptaciones modernas
Sin embargo, el vampiro tal y como lo conocemos hoy – un ser inmortal, atractivo y aristocrático que puede transformarse en murciélago – realmente cobró forma con la literatura del siglo XIX. La novela “Carmilla” de Sheridan Le Fanu, publicada en 1872, y “Drácula” de Bram Stoker, publicada en 1897, establecieron muchas de las características y convenciones que ahora asociamos con los vampiros.
Desde entonces, los vampiros han sido una presencia constante en la literatura, el cine, la televisión y otros medios, con innumerables variaciones y reinterpretaciones. Aunque las representaciones modernas de los vampiros pueden variar ampliamente, todas se basan en estas antiguas creencias y mitos sobre las criaturas de la noche que se alimentan de la sangre de los vivos.