Después de años en los que la fotografía y el video marcaron la pauta del arte contemporáneo, la pintura en México ha regresado con una fuerza y vitalidad sorprendentes. Así lo afirma Tobias Ostrander, curador de arte latinoamericano, quien destaca que hoy este medio vuelve a ocupar un lugar central en los discursos artísticos del país.

Durante la 20ª Bienal Rufino Tamayo, inaugurada en el Museo Tamayo, se exhiben 40 obras de 38 artistas provenientes de 12 estados de la República y de tres países invitados. La muestra revela una pintura diversa, arriesgada y profundamente conectada con los temas actuales. Para Ostrander, “la pintura en México está más viva que hace quince años”, pues ha logrado renovarse y dialogar con otras disciplinas sin perder su esencia.

El jurado, integrado por Paulina Ascencio, Víctor Palacios, Berta Kolteniuk, Lucía Vidales y el propio Ostrander, seleccionó entre más de 650 obras las piezas que mejor representan la pluralidad del arte pictórico nacional. Entre los ganadores se encuentran Othiana Roffiel Sánchez, Jorge González Velázquez y Javier Peláez Gómez, mientras que Daniela Ramírez, Francisco Muñoz, Laura Meza y Octavio Moctezuma recibieron menciones honoríficas.

Cada pintura es un universo propio, con técnicas y materiales que van desde lo más tradicional hasta lo experimental. En palabras del curador, “los artistas están desafiando las convenciones, explorando nuevos caminos y construyendo un diálogo entre lo material y lo conceptual”.

Entre los ganadores, Othiana Roffiel presenta Mirage, una obra que juega con los límites entre lo abstracto y lo figurativo, evocando cuerpos, paisajes y formas celestes. Ella explica que trabaja sin referencias visuales, basándose solo en la memoria y la imaginación, lo que da lugar a composiciones ambiguas y enigmáticas.

Por su parte, Javier Peláez profundiza en su serie sobre flores tóxicas con La ralla II, inspirada en los campos de amapola y sus implicaciones estéticas, farmacológicas y sociales. Su obra invita a reflexionar sobre la relación entre la belleza y la violencia estructural que rodea a ciertas realidades del país.

El tercer ganador, José Gonzalo García, participa con El desfile del salvaje hacia un futuro, parte de la serie Los cachorros, inspirada en la película homónima de Jorge Fons. Su trabajo busca tender puentes entre el cine de los años setenta y la pintura contemporánea, mostrando cómo las artes visuales se retroalimentan.

Entre las piezas más comentadas de la exposición también se encuentra La verdad histórica, de Gabriel Garcilazo, una pintura que confronta la versión oficial sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, recordando el poder del arte como vehículo de memoria y denuncia.

La Bienal Rufino Tamayo, creada para impulsar la pintura contemporánea en México, vuelve a confirmar su papel como un espacio esencial para los artistas emergentes y consolidados. Este año, más que nunca, deja claro que la pintura mexicana no solo sigue viva, sino que atraviesa una de sus etapas más ricas y comprometidas.

La exposición estará abierta al público hasta el 7 de diciembre en el Museo Tamayo, ubicado en Paseo de la Reforma 51, en el Bosque de Chapultepec.