El investigador sevillano Eduardo Villalobo Polo enumera algunas rarezas de cuando se está enamorado: de las mariposas en el estómago a los celos
Todos hemos escuchado la afirmación de que cuando alguien está enamorado pierde el apetito y hasta las ganas de dormir. ¿Tiene base científica? El profesor Eduardo Villalobo Polo, de la Universidad de Sevilla, analiza en un artículo publicado en el portal The Conversation sobre el porqué de estas sensaciones: de la pérdida de apetito a las mariposas en el estómago y los celos.
Muchas científicos creen que el sentimiento del amor se puede fragmentar en tres: atracción, deseo y apego. Cada uno caracterizado por sus propias hormonas. La atracción entres seres humanos depende del trío dopamina, noradrenalina y serotonina. Cuando nos referimos a la dopamina, y a la noradrenalina, estamos hablando del circuito cerebral de la recompensa. Ambas nos hacen sentir con energía, eufóricos, sin ganas de dormir o de comer y es ahí dónde puede encontrarse la base científica a la frase “ha perdido el apetito, estará enamorado”.
La falta de apetito se acentúa con el aumento en los niveles de serotonina, también conocida como hormona de la felicidad. Esta hormona, no se produce en su mayoría en el cerebro, sino en el tracto gastrointestinal, por ello para describir los efectos del amor, acostumbremos a decir que “tenemos mariposas en el estómago”.
Pero las hormonas no sólo se ocupan de la parte positiva del amor sino que también son las causantes del sentimiento de celos. El exceso de dopamina y oxitocina mantenidos en el tiempo pueden estar detrás de los celos, igual que lo están de comportamientos anormales relacionados con el abuso de alcohol o drogas. No es de extrañar que se sienta atracción por alguien cuando estamos de fiesta o en un botellón debido a que se encienden las mismas regiones del cerebro.